La política es el arte del bien común, la ética persigue un fin, el bien común. Para los griegos, no tenía sentido la existencia de la política sin la ética, porque toda política, debe ser una ética en su desarrollo (Serrano, Alejandro. 2005).
Para Aristóteles la política debía subordinarse a la ética, porque era necesario organizarse y asociarse para el bien común de la ciudad-estado, de la polis, la sociedad debía progresar y esto no se podía hacer sin los más virtuosos que hacían desde la política el desarrollo para tener cada vez más un mejor lugar para vivir civilizadamente.
Por tal motivo, para Aristóteles y Platón, la justicia es el valor ético principal sobre el cual debe montarse el quehacer político. Porque el fin de la política es obtener justicia y el contenido de la ética es la justicia (Serrano, Alejandro. 2005). De tal manera, la estructura es el bien común para Aristóteles, el centro es la ética y la política, los elementos son la moral, la justicia y la práctica.
Para los griegos la ética es la esencia de la política, diferente a la política de la modernidad donde El Príncipe de Maquiavelo desarticula la ética y la política transformando el valor mismo. De ahí que, la política subordina a la ética, a la moral y hasta la justicia. Desde el siglo XVI la política se convierte en el camino de obtener el poder político y económico. Como resultado, la política en la posmodernidad no es el bien común, sino la estrategia de ascender socialmente desde lo económico y de una forma rápida, dejando de un lado las necesidades de la polis.
Por lo tanto, el bien común, los más virtuosos, la ética y la justicia fue movido del centro, el nuevo centro fue configurado por Nicolás Maquiavelo en el siglo XVI, donde le decía a los gobernantes cómo lo debían hacer, quiénes deben ser sus aliados para conservar el poder y restar fuerzas a sus enemigos.
Por otra parte, en estos tiempos contemporáneos no solo se ha desplazado el centro, sino que se ha configurado una superestructura, donde las relaciones son más poderosas y hegemónica, el capitalismo y neoliberalismo ha modificado la estructura de la política, al mismo tiempo, posicionó su centro en el dinero y en su valor social. Así que, la polis no se configura ni se piensa desde el bien común de Aristóteles, donde la justicia era el valor principal de la ética, y ésta era la esencia de la política, ahora es la producción y acumulación de riqueza, donde el nuevo valor principal es el dinero y todo lo que pueda llevar a él, como estudiar en la universidad pregrados, maestrías, etcétera que me extiendan un camino, un futuro con mucho dinero, el cual, me llevará a la felicidad.
Para terminar, se destaca inicialmente una estructura ‘El bien común de Aristóteles’, la cual, tenía como centro la ética y la política como el mismo fin, el bien común. Más tarde, el centro se desplaza en el siglo XVI con Maquiavelo y su manual para gobernar, y en el siglo XIX con la revolución industrial y el capitalismo se rompe la estructura, reconstruyendo una nueva que cada vez más fuerte en su base, su centro, el valor del dinero.
Referencia bibliográfica
Serrano Caldera, Alejandro, Ética y Política. POLIS, Revista Latinoamericana. 2005, 4 [Fecha de consulta: 1 de marzo de 2019] Disponible en:<http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=30541017> ISSN 0717-6554