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Aferrándose a su tierra y con los últimos suspiros

Aferrándose a su tierra y con los últimos suspiros un viejísimo árbol me dijo: "Los árboles viejos, dan mejores frutos, se aferran a su tierra, porque todo se va, y sólo quedaran los frutos que alcanzaron el amanecer."

martes, 9 de febrero de 2021

La ruta lechera - 136 km - 8 horas en bici

De la salida del domingo al Alto de Boquerón, me hizo pensar: ¿Por qué no he ido a San Félix? De ahí, surgió la idea de hacer una ruta hasta los miradores a la altura del famoso pan 'Chocha' o un poco más allá, y con suerte en una linda mañana apreciar del paisaje. Cabe resaltar, que también disfruto mucho cuando estoy rodeado de neblina, es un momento de estar con uno mismo, de pensar muchas cosas o no pensar mucho y disfrutar ese instante en la bici.

Esta ruta no la pude hacer el lunes porque fue un día muy inestable en cuanto al clima y en ese caso es mejor quedarse en casa, pues la carretera mojada es más peligrosa. De ahí que, el día de hoy decidí hacer la ruta, salí a las 6:30 a.m. cerca del Jardín Botánico y a las dos cuadras me alcanzan una pocas gotas. Pensé que podría escaparme y decidí acelerar más, pero, a la altura de la avenida 65 me alcanzó un aguacero que no me hizo pensar ni considerar en detenerme a escampar o devolverme a casa, pues, cuando un ciclista va subiendo y el asfalto está mojado no están peligroso, diferente si está descendiendo.  

Cuando llegué al Éxito de Robledo ya no estaba lloviendo, es decir, en los primeros 3 kilómetros de la ruta ya estaba totalmente mojado. Pero esto no fue un obstáculo para seguir, porque el uniforme está diseñado para no retener la humedad, además, el calor corporal ayuda a secar rápido. Los que sí llegaron arrugados como piel de viejito fueron los dedos de los pies 😅.

Al grano

Ayer en la noche decidí ir hasta San Félix y si las piernas me daban intentaría llegar a Entrerríos y devolverme. Por tal motivo, tomé la decisión de subir despacio para no gastar mucha energía y poder guardar fuerzas para una ruta que hacía por primera vez, es por esto que duró nueve horas😬😲, pero en movimiento fueron ocho. Para lo cuál, llevé tres bocadillos del D1 que son con arequipe, una barra de Tosh, y la caramañola llenita de agua. 

Llegando a San Félix la neblina se acercaba, al mismo tiempo, por unos instantes unos rayos del sol logran a travesar las densas nubes para brindar una caricia y calentar un poco el cuerpo. Esto me hizo sentir una sensación que recorrió todo mi cuerpo que pasó de un fuerte frío que golpeaba mis músculos a un tenue calorcito. Si bien duró casi un minuto, fue de esos momentos que más valoro de la naturaleza y es cuando en sus ciclos lo consienten a uno y te hacen sentir vivo. 

   

Cuando iba subiendo a San Félix me alcancé a dos ciclistas de ruta, al primero lo saludo y no responde, quizás estaba muy cansado, pero ni siquiera asintió con la cabeza (más adelante escribo sobre este tema: el elitismo o clasismo en el ciclismo; ¿hay estatus por la bici o el uniforme que usas?). Pero, al segundo que saludo, era un señor de 78 años, en una bici y uniforme más sencillo que el anterior, este señor era más amable y muy conversador, aún cuando estábamos ascendiendo.

El señor se llama Lucho, y le cuento que pretendo ir a San Félix y si me da, podría llegar hasta Entrerríos. El señor muy risueño me dice que debería ir suave para que no me de la pálida: es decir, cuando el ciclista está sin energía y el cuerpo no tiene más fuerzas para seguir pedaleando, incluso se puede desmayar. También, me advierte de varios repechos (subidas) muy difíciles, una de ellas estaba a unos 500 metros y tenía de extensión 3 kilómetros, por tal motivo tenía que subir tranquilo.

Cuando ya iba a empezar lo más difícil don Lucho se despide y se devuelve para Medellín. Por mi parte, me enfoco en subir tranquilo, en seguir escuchando a Bob Marley con un auricular sin cable mientras observo la neblina y la modesta pendiente que duró los tres kilómetros con rampas muy buenas y exigentes.

En el trayecto de San Félix se puede destacar su vista panorámica de todo el valle, incluso así nublado, desde este punto es que las personas se tiran de parapente. Sería una muy buena ruta para hacerla casual y devolverse.

Cuando llegué a un lugar de tres esquinas donde está la vía para ir a Bello, para ir a la vereda Ovejas o seguir derecho para San Pedro de los Milagros y Entrerríos. En ese punto ya había subido más de mil metros de altura y había recorrido 31 kilómetros desde la casa. Ahí decido parar, para comprar banano y agua, pues solo me quedaba un bocadillo y el tarrito estaba vacío.

Después de la parada técnica seguí mi camino disfrutando de tantos paisajes tan fríos y tranquilos. El recorrido entre San Pedro de los Milagros y Entrerríos es un sube y baja. En una parte de ese segmento pude apreciar al lado de la carretera un río negro, se veía hermoso, porque al mismo tiempo era cristalino, es el Río Grande, que le hace honor a su nombre, es muy grande (llega hasta Don Matías, por allá lo vi otra vez 😲) que va a dar a la represa Rio Grande II, me dieron ganas de parar y meterme, pero jejejeje no era el momento, quizás en otra ocasión. Más adelante aproveché que había un señor en un mirador y le pedí que me tomara esta foto.



En ese recorrido, me estaba inquietando porque no había aviso de cuánto faltaba para llegar a Entrerríos, no había gente por ahí y los carros pasaban muy rápido, el señor que me tomó la foto de la represa dijo que me faltaba más o menos una hora. La verdad me preocupaba ir por el camino que no era y tener que devolverme. Más adelante, había una fila de carros y supuse que era un pare-siga, pues un árbol muy grande estaba atravesando la vía. Ahí aproveché para preguntar a un conductor de un camión, y según él, en bici me faltaba una hora. Yo quedé como 🤷🏽‍♂️, otra hora 😩.

Y así fue, había que subir y bajar hasta que llegué, por fin llegué a Entrerríos. Llegué hasta el parque, me pareció muy pequeño y sencillo, seguí por esa vía mirando antes de devolverme para Medellín, y lo que si tienen muy bien y casi de lujo es el complejo deportivo. De ahí, esta la estación de bomberos y detrás un aviso que decía Don Matías 24 km, Girardota 50 km y Barbosa 51 km. Algo me dijo: "No te devuelvas, sigue esa ruta 20 km es poco, y luego solo desciendes. Ya conoces desde el Hatillo hasta la casa, sé que puedes". Me dije.


De camino a Don Matías encontré paisajes más diversos, en el camino una ardilla cruzó saltando la carretera, pero saltaba muy alto, me llamó mucho la atención. A 8 km del pueblo, estaba la vía cerrada, pues una obra de alcantarillado hizo que hicieran semejante hueco, al conversar con uno de los trabajadores le pedí el permiso para seguir, el responde: "No". Le explico que vengo desde Medellín y que no podría devolverme.

Pues uno de ellos dijo que sí, así que crucé ese tramo con la bicicleta al hombro. Al otro lado le pregunté a un conductor de una volqueta de esa obra: ¿Cuánto falta para llegar a Don Matías? Él responde: "Como 40 minutos en bicicleta."


De tanto subir y bajar, de ver muchos avisos indicando a un sentido la vereda tal y siga derecho para llegar a Don Matías. En ese momento me entró muchos pensamientos a la cabeza: ¿será que este sí era el camino? No pasaban carros, ni gente, la carretera estaba malita, será que esta vía es de una vereda y me tengo que devolver🤦🏽‍♂️ Hasta que más adelante había una finca, saludo a un señor que estaba en la silla mecedora, quizás estaba reposando el almuerzo, pues iban hacer la una de la tarde. Ya se me había acabado la hidratación y de alimentación solo me quedaba un bocadillo que era para un caso extremo como 'La pálida'.

  


De tanta incertidumbre, me encontré un camino con una 'Y', habían personas, entonces aproveché en preguntar: ¡Buenas! ¿Para llegar al pueblo por dónde me voy?, y respondieron: es este, siga por ahí y encuentra el parque. Y así fue, llego al parque principal y pregunto: ¿Dónde puedo comprar una torta de carne o un consomé de pescado? Varias personas me responden: solo encuentras la torta, y es en el billar. 

Cuando llegué al lugar la vitrina de las comidas estaba al lado de la entrada, me alegré porque el pescado es muy recomendado para recuperarse, pregunto: ¿Cuánto cuesta?, y me responden: 9 mil pesos 😱😱😱 Le dije: ¿eso es torta de tiburón, foca, delfín, sirena o qué? El señor sonríe y dice: "Ese es el precio, en este pueblo no vas a encontrar otro lugar donde la vendan". Pues tocó comprar la torta: si estaba grande, venía con una arepa y papa cocinada, además compre una Malta.


Cuando estaba terminado de comer empieza a tronar fuerte, pues desde San Félix habían unas nubes muy grandes y grises que me advertían que iba a caer agüita. Así pues, que me apuro a buscar la salida que me lleva a Medellín. Como me sobraron unas monedas decido estar pendiente de una tiendita para comprar coffeedelight pues ese azúcar y sabor a café, me darían más fuerzas: "Quizás me lo coma en Barbosa". Pensé.

Decido para en una casita cerca a la avenida. Saludo y me atiende un señor, le pido los confites y me dice que no tiene, pero que vende bocadillos, pues deme uno. Me pregunta: ¿Pa donde va? Respondo: Para Medellín.

Y con cara de sorpresa don José responde.

-¿En serio vas hasta Medellín?

-De hecho, vengo de Medellín. Me subí por San Cristóbal, San Félix, San Pedro de los Milagros y Entrerríos.

-¿Cuál es la clave para subir las montañas? 

-No dejar de dar pedal, hay que estar montando bici y así acostumbrar el cuerpo antes de subir una montaña. 

Él pregunta: -¿Y qué tienes en el termo?

-Un poco de Malta que me sobró.

-Tómese eso, yo le doy aguapanela, ¿o no le gusta?

-Claro que sí, de una 🤤🤤.

Y así me despidió Don Matías, con un bonito gesto de amabilidad. Sigo mi camino donde toca ascender aproximadamente dos kilómetros. Intento apurarme porque las gotas siguen manifestando que la lluvia está cerca. Cuando por fin veo la parte superior del asfalto como si se acabara la carretera, en ese momento una parte de mí sonríe, pues doy con el inicio del descenso... ¡Por fin!

Cuando empiezo a descender me alcanza una llovizna. Lo que decido es parar y ponerme la chaqueta rompe vientos para que el frío de una montaña de 2.230 msnm no me afecte tanto, pues iba a bajar hasta los 1.342 msnm, esos cambios de clima son de cuidado, pues no me quisiera enfermar. Cuando vuelvo a dar pedal muy atento a que no venga ningún vehículo atrás, pues esa vía es de mucho tránsito de carro pesado. 

Al descender me hago en la mitad del carril para evitar que algún conductor por el afán se me haga al lado y me haga caer. Sin embargo, por estrategia me voy por la orilla, sobre la línea blanca, porque la carretera tiene morritos de los carros pesados y hacen temblar mucho el manubrio, que tiene como consecuencia dolor en las manos, los brazos y hombros.

Es por eso, que bajé detrás de una tractomula que lo hacía despacio, los carros que me seguían fueron pacientes y no pusieron en riesgo mi integridad, lo cual, me dejó muy feliz. Durante todo el descenso la lluvia no dejó de seguirme, pero me alcanzó justamente al terminar de bajar, en el Hatillo. Ya en los 106 km de recorrido me alcanza un aguacero muy fuerte, del cual me pude librar en el peaje el Trapiche, en Girardota.

Ese último recorrido lo he realizado varias veces, lo cual permitió ser más eficiente en el gasto de energía para poder llegar a casa y descansar. Por acá dejo el mapa y las estadísticas de Strava para que las miren... ¡Y si se animan vamos a rodar!



domingo, 7 de febrero de 2021

Alto de Boquerón

 Hace diez días no montaba bici, esos días estaba de viaje conociendo Jardín, un pueblito muy amañador ubicado al suroeste de Antioquia. Pues, hoy decidí salir, la ruta que pensé ayer en la noche fue ir Alto de Boquerón. 

Hubo un segmento del recorrido que me llamó mucho la atención y fue cuando empezaba a adentrarme en la parte alta de la montaña, pues la neblina estaba por todas partes rodeando y advirtiendo que más vale traer una cobija y tomar chocolate o subir con ganas hasta llegar a la cima, de lo contrario se haría más difícil la subida, pues el cuerpo se va enfriando, esto me lleva a pensar en cómo hacen Nairo, Egan, Superman López y Rigo para subir esas montañas llenas de nieve en Europa. Creo que fueron más de 9 kms que estuve arropado por la neblina mientras esta subiendo.

Además, casi llegando al Alto de Boquerón estaba dando pedal parado con la cabeza mirando al piso, me siento y decido levantar la mirada y pude observar como la neblina se comprimía, es decir, en la parte más cercana de la neblina hubo un movimiento en una gran parte de ella, pero como todo estaba blanco, en el fondo estaba quieto, fue como un juego visual o de esas imágenes visuales que se mueven, me quedé pensando en eso, fue divertido.

Por otra parte, ya en el descenso (siempre me duele bajar) en esta ocasión puede ver como un carro subía muy rápido y como hay tantos huecos y desniveles en el asfalto, el pobre pichirilo casi se desbarata, todo lo vi en cámara lenta, el conductor por su afán fue sorprendido por el brinco del auto e hizo unos gestos en el rostro muy divertidos; así mismo, le sucedió a las personas que iban en una moto, en este caso, al brincar la moto el parrillero casi lo dejan colgado de una rama de árbol, fue tan gracioso que los ciclistas que subían se reían y hacían gestos de desacuerdo por la imprudencia del motociclista.

Fue una ruta muy tranquila con muchos ciclistas, quizás porque eran las 6:40 a.m. pues bueno, en esta ruta hice 46.6 kms, con 1.108 de desnivel positivo (metros de altitud) y con una duración de 2:23:40.

Este es el enlace de hoy en Strava, me sentí tan cerca del cielo, con una paz, calma y mucha tranquilidad, eso es lo que le ofrece el ciclismo a estos días complejos, vamos con toda. 

Mañana tengo ganas de ir hasta San Félix, amanecerá y veremos 😉😜🚵🪂



¡Y si se animan vamos a rodar!