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Aferrándose a su tierra y con los últimos suspiros

Aferrándose a su tierra y con los últimos suspiros un viejísimo árbol me dijo: "Los árboles viejos, dan mejores frutos, se aferran a su tierra, porque todo se va, y sólo quedaran los frutos que alcanzaron el amanecer."

viernes, 14 de marzo de 2014

La puta rareza

La puta rareza


¿El amor cambia con la experiencia? La experiencia no debe ser en vano, porque obtenemos nuevas perspectivas donde el amor no solo es químico, ni dopamina o el amor que hace suspirar y pensar en la eternidad, ¡no!. El amor trasciende, llega a un encuentro intelectual, es sencillo, con una sutileza te cuestiona.
En esta sociedad te dictan unos modelos y si no en cajas, no encuentras al otro, la media naranja, y eres un fracasado; respecto a la media naranja, las naranjas no son iguales, en tamaños, textura, color son diferentes, una tiene mas pepas que la otra, usted viene de un árbol y yo de otro, nos parecemos pero no somos el jugo perfecto. Por esto considero que el amor es idealizado por los medios de comunicación durante siglos haciendo énfasis en Romeo y Julieta o Abelardo y Eloisa.
Este tipo de “amor” se enfrenta a mis singularidades, entonces me pregunto: ¿Por qué construimos relaciones, sabiendo que el otro no va a colgar mis deseos?
Un ser que se enamora se dedica a recrear el lenguaje del amor, el cual, debe partir de las singularidades de cada uno, no de cambiarnos para satisfacer al otro, esa hipocresía ensimismada hace que perdamos una parte de nuestras vidas, quizá uno o seis meses, quizás años.
En el amor hay un encuentro intelectual, el diálogo, si no se construye el cerebro decae y llega el momento que se termina el interés y dice.
Me voy... no más.
El amor trasciende cualquier sentido, solo hay que entenderlo y no confundirlo con problemas existencialistas. El amor debe partir de lo singular.