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Aferrándose a su tierra y con los últimos suspiros

Aferrándose a su tierra y con los últimos suspiros un viejísimo árbol me dijo: "Los árboles viejos, dan mejores frutos, se aferran a su tierra, porque todo se va, y sólo quedaran los frutos que alcanzaron el amanecer."

viernes, 25 de noviembre de 2011

El Camino recorrido en una Nave Poética

Cuando escribo, es porque ya recorrí un camino pensando, imaginando, observando, fotografiando, despierto, sonámbulo, preguntando para obtener un porqué. Luego de recorrer ese camino hay una síntesis de protesta, de conciencia y de amor. Según mi razonamiento califico lo que escribo, aunque no me creo el poeta, ni el cronista, son sólo escritos. Soy lo que escribo, y más bien el que se tome el tiempo de leer, de pensar y de imaginar, tiene el derecho de juzgar mi escrito según su sensatez y sabiduría.

El poeta, transmite los momentos de éxtasis del presente y del pasado, recíprocamente escribe del futuro, el paraíso o el desastre, adquirir un recuerdo que lo lleva a viajar en el tiempo entre mundos utópicos, eternos e intensos sueños dirigidos desde el sistema de control, el pequeño universo real, el cerebro humano.

El poema, es la nave en que viaja, la que soporta los tropiezos, tachones, arrugas, lluvias, la que se deja moldear por lo vivido, lo soñado, lo injusto, lo duro, lo bueno, dándole vida a un escrito que es oportuno en momentos indicados. 
Esa nave la conduzco yo, soy el que le da la dirección, soy el que la choca, el que sube y el que baja, soy la energía que transmite una corriente poética.
Por: Jhon Stuar Pérez Guzmán

El retorno del sujeto

La vida del ser humano consiste en compartir con el otro. Un ser humano no puede resistir la soledad absoluta. El pasar de las épocas, del tiempo y los respectivos años, el ser humano da más importancia a los elementos materiales, físicos y carbónicos, olvidando su esencia como ser y razón.

En la actualidad las personas son segmentadas por elementos sin trascendencia. Es más señor el que tiene un carro “moderno”, que el sujeto que no tiene carro o es más mujer la que sea más voluptuosa, “esa sí es una hembra”. Hay personas que se acercan al otro dependiendo de las comodidades que pueda absorber para su propio bienestar. Buscan un estilo de vida según la cultura y el conocimiento del mundo en el que vive.

Es decir, el concepto de estilo de vida de una modelo no es el mismo de un académico, la modelo tiene sus prioridades y sus objetivos como cualquier ser humano, por ejemplo, una modelo necesita “que la vean bonita”, es decir, ella se acomoda, se moldea según el concepto de lo bonito, de lo divino que signifique para los diseñadores el significado bonita. Un ejemplo, el concepto de modelo es la latina y el concepto de modelo europea es diferente, porque los diseñadores de cada continente imponen y señalan estereotipos de vida, la forma de vestir, caminar, comer, hábitos; debe seleccionar con lupa sus amigos para “triunfar” como modelo y será reconocida, en su mayoría hombres (que les llega el mensaje al subconsciente de modelo, deseo) también a las mujeres, jóvenes y niñas que están forjando su propia identidad y necesita ayuda imitando a una modelo con el concepto “bonita” que a ella le ha llegado atreves de un mundo moderno y materialista.

Por otro lado el académico se encarga de estudiar estos fenómenos de la sociedad, que el estilo de vida superficial a enceguecido un mundo modernista que libra imágenes de sujetos, llevándolos a un control, obligando al consumismo y ocasionando que el ser humano no se reconozca, ha perdido la identidad del ser, esa esencia que habla Platón, esa ética y moral de Aristóteles. Un sentido que solo lleva a guerras y alianzas. Esa modernidad es la que sigue acabando con el ser, hasta que un día, no exista el ser humano sino seres inhumanos y ambulantes.

Jhon Stuar Pérez Guzmán

La violencia real y mediática

Basado en la violencia real y la violencia mediática producida por los medios de comunicación.
Un individuo nace y queda a la merced de sus padres, ellos son responsables de las bases, la ética y los valores que debe aprender. Los padres por diversos motivos, ponen al niño al frente del televisor.
El niño a su prematura edad es dejado ahí, sin referentes, sólo absorbiendo una cantidad de imágenes y mensajes, unos muñecos desfigurados con una diversidad de colores.

Los seres humanos son educados por medio de la televisión: los niños dibujos animados (hombres, animales, monstruos, naves, bandidos, buenos, guerras) los jóvenes ven series y novelas de violencia, prototipo de mujeres y de hombres, un mundo de entretenimiento mediatizado por el consumismo, los adultos ven programas de cómo hacer, cómo prevenir, cómo mantener el control, historia de los vencedores y las noticias.

La televisión utiliza la violencia como un producto de marketing, también es un tema para diversificarlo en los estilos de programas y presentarlo a una audiencia. ¿Es normal vivir rodeado de violencia, nos acostumbramos a vivir con ella? ¿Cómo la percibimos? ¿Por qué?
La violencia mediática tiene como efectos el mimetismo que es la imitación de personajes de una película, una novela y diferentes estilos de programas (el fenómeno de Germán es el man, sin tetas no hay paraíso, tres milagros, La traicionera, entre otros).

Los medios son diseñados atreves de teorías y estructuras dedicadas a la manipulación de masas utilizando y controlando los temas programados a horas y días específicos dirigidos a una audiencia especifica. Entretenidos los individuos, evitan que piensen, comenten y dialoguen asuntos más relevantes como la importancia del ser humano, para reconocer y comprender al otro evitando la violencia.

La educación de muchos individuos desde su prematura vida los incide absorber como esponjas, perdiendo la libre acción del pensar, porque por ellos ya están pensando. Un pueblo que no lee piensan por él, pero un pueblo que lee, tiene la capacidad de imaginar y pensar por sí mismo.
Hay muchos libros y pocos lectores, hay muchos problemas y pocas soluciones, hay muchas ideas y muchos muertos, hay muchos corruptos y poco dinero.
Por: Jhon Stuar Pérez Guzmán